La publicidad es una actividad imparable creciente en la sociedad actual. Para extender esta cultura de masas siempre nueva, el publicitario requiere poseer una gran imaginación y estrategia, así como un uso de los recursos lingüísticos-discursivos sumamente eficaz para ser capaz de captar la mayor atención de su público, ya sea un público objetivo, es decir, predeterminado y elegido por aquellos que realizan la campaña publicitaria, o aún mejor si este anuncio puede llegar más allá, llegando a persuadir al destinatario sobre los beneficios del producto ofrecido, recursos que lo seducen y fascinan y que lo mueven a la acción de compra.
En algunos anuncios se llega a configurar un verdadero mundo ideal con mensajes subliminales que se constituyen en manifestaciones de escala de valores y modelos de comportamiento. Los anuncios se constituyen entonces en una de las fuentes más importantes de estereotipos que son capaces de moldear las aspiraciones del destinatario y de promover comportamientos que contribuyen a idealizar modelos consumistas de felicidad debido a su fuerte carga subjetiva.
En algunos anuncios se llega a configurar un verdadero mundo ideal con mensajes subliminales que se constituyen en manifestaciones de escala de valores y modelos de comportamiento. Los anuncios se constituyen entonces en una de las fuentes más importantes de estereotipos que son capaces de moldear las aspiraciones del destinatario y de promover comportamientos que contribuyen a idealizar modelos consumistas de felicidad debido a su fuerte carga subjetiva.
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